Esta nostalgia la vive Antonio Vázquez qué ya prueba el amargo sabor de vivir fuera del poder y ahora como perro con la cola entre las patas busca de una o de otra manera que le hagan caso para resolver sus múltiples problemas legales que enfrenta actualmente por los abusos de poder que cometió cuando fue presidente de Teziutlán y que quiso ocultar regresando nuevamente al poder, lo que por fortuna no logró en las elecciones del pasado mes de junio. Se jugó su última carta tras burlarse del gobernador Miguel Barbosa al que casi retó a enfrentarlo legalmente, para su desgracia su juego no funcionó y su protectora, Genoveva Huerta hasta la dirigencia estatal perdió.

Hoy como un vil apestado trata de acercarse a las altas esferas donde es mal visto y ninguneado y donde le están haciendo pagar por el mal trato que le dio a los teziutecos durante casi cinco años en que entregó a la Perla de la Sierra a la delincuencia y al crimen organizado. No sería digno que los teziutecos nos olvidemos de los casi 40 secuestros que se cometieron durante el gobierno de Toño Vázquez.

No hay que olvidar cuantos teziutecos fueron asesinados mientras Toño Vázquez y su querida Corona Salazar disfrutaban del poder pisoteando la dignidad de los teziutecos uno como presidente municipal y la otra como diputada local.

Hoy la vida les cobra la factura y el karma se hace presente para justicia de todos los ciudadanos. Poco a poco irán cayendo y sus abusos y excesos tendrán el castigo qué tanto anhelan los que sufrieron el acoso político, la inseguridad, los secuestros, el robo de bancos, las extorsiones y los robos y asaltos violentos a los que nos sometió Toño Vázquez bajo la anuencia del entonces gobernador, el finado Rafael Moreno Valle.

Hoy Toño Vázquez clama atención, atención qué nunca dio a los ciudadanos durante su gobierno. La derrota qué sufrió el pasado 6 de junio puede ser el preámbulo del castigo que podría recibir si es que el gobierno de Morena en Puebla que encabeza el gobernador Miguel Barbosa Huerta aplican la ley al pie de la letra.

No es lo mismo estar dentro que fuera del poder. El poder se extraña. La nostalgia pega y más cuando la pareja siniestra Toño-Corona vivieron del poder durante ocho años ininterrumpidos, ambos como presidente y como diputados locales. Hasta la próxima.