En Tlatlauquitepec, el exalcalde Porfirio Loeza Aguilar ha sido objeto de múltiples denuncias por corrupción y abuso de poder, durante sus cuatro periodos al frente del municipio, se le ha acusado de desviar recursos públicos, como en el caso del Cereso que el año pasado dejó inconcluso y fue obligado a terminar la obra de casi siete millones y medio de pesos que dejó al 35 por ciento y que hasta el mes pasado terminó y hasta lo presumió en sus redes sociales o el polideportivo que también dejó inconcluso en 2014, de este último por el que pagó dos millones y medio de pesos, reportándolo como terminado cuando apenas tenía un 35 por ciento de avance. Además, fue destituido e inhabilitado por 11 años debido a irregularidades en sus cuentas públicas, aunque logró mantenerse en el poder mediante argucias legales.
A pesar de este historial, Porfirio Loeza y su círculo cercano se empeñan en obstaculizar los proyectos de la actual administración que encabeza Juan Téllez y bloquean obras del gobierno del estado que encabeza Alejandro Armenta como la instalación de un módulo de seguridad en Ocotlán, por lo que cada que pueden le ponen piedras en el camino y a pesar de tener la cara sucia hoy se presentan como paladines de la justicia como salvadores del pueblo cuando este cuatrero fue un vil delincuente con poder que saqueó a Tlatlauquitepec durante doce años y pretende regresar al poder en 2027.
Lo más preocupante es que, durante su gestión, Porfirio Loeza no solo dejó inconclusas obras como el polideportivo, sino que también priorizó intereses personales, por ejemplo, nunca pudo concretar un proyecto para crear una unidad de bomberos, pero sí logró transferir la propiedad de Casa Olvera (un inmueble perteneciente al pueblo) a su hija Samara Loeza Mesa, mediante la donación a la asociación "Charros Tlatlauqueños". Afortunadamente, esta propiedad fue recuperada y ha vuelto a ser un espacio público, aunque el daño a la confianza y la percepción de los tlatlauquenses sigue.
En Teziutlán, la situación no es menos preocupante, ya que el exalcalde Toño Vázquez fue detenido por delitos como robo en 1997 y enriquecimiento ilícito, uso indebido de funciones públicas y falsificación de documentos y firmas en 2022. Durante su administración se le atribuye la acumulación de aproximadamente 90 propiedades, muchas de ellas a nombre de familiares y prestanombres. Además, dejó inconclusas varias obras, como la del Centro de Reinserción Social (Cereso), por la cual se pagó el cien por ciento sin que se realizara y por esta obra que dejó inconclusa y que hizo pasar como concluida al falsificar documentos y firmas entre muchas otras es que fue encarcelado de 2022 a 2023 en el penal de máxima seguridad de Tepexi de Rodríguez en Puebla.
A pesar de estos hechos; estos dos ladrones y sinvergüenza pretenden regresar al poder en 2027 y, lo peor del caso es que aún hay quienes los defienden, argumentando, en el caso de Teziutlán que es víctima de una persecución política, sin embargo, las evidencias y las acciones legales en su contra sugieren que las acusaciones tienen fundamentos sólidos y es preocupante que, en lugar de exigir justicia y transparencia, algunos ciudadanos opten por respaldar a figuras con antecedentes cuestionables y lo peor del caso con antecedentes criminales y de vínculos con la delincuencia organizada. Pero eso no es todo, ya que para limpiar su imagen y que los teziutecos olviden el terror que nos ofreció de inseguridad en la administración 2014-2018 hoy el Toño Vázquez se abalanza contra la primera mujer presidenta de Teziutlán, Karla Martínez, agrediendola con memes, videos y notas en medios de comunicación para denostarla y que no vean la viga que él tiene atravesada en el ojo, porque él ofreció a los teziutecos, robos, asaltos, secuestros, asesinatos, extorciones e infinidad de actos violentos y eso seguramente volverá a Teziutlán si permitimos que este delincuente regrese al poder.
Este fenómeno está poniendo en tendencia la normalización de la corrupción y el abuso de poder ya que comunidades enteras minimizan o ignoran las acciones indebidas de sus líderes y algunos evalúan a sus representantes no por sus acciones sino por lealtades personales o partidistas.
La persistencia de perfiles cuestionables en el ámbito político, como Porfirio Loeza y Toño Vázquez, no es un fenómeno aislado ya que en México, la corrupción a nivel local ha tenido consecuencias devastadoras históricamente pues según un informe de Oxfam, desde 2001 a 2020, gobiernos municipales perdieron 25 mil millones de pesos del gasto público debido a actos de corrupción, afectando principalmente a 94 municipios en estados como Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Veracruz y por supuesto Puebla. De estos, 51 municipios perdieron más del 90 por ciento de los recursos auditados, lo que afectó significativamente los programas sociales destinados a erradicar la desigualdad y en este tipo de índices están a punto de caer Teziutlán y Tlatlauquitepec con los sectores que insisten en defender lo indefendible ¡Hasta la próxima!