Armenta no soportó la crítica, no fue el tema de los “ciberdelitos” lo que lo motivó a impulsar esa ley, como lo argumentó recientemente; fue su incapacidad para tolerar páginas como "La Aldea Poblana", que lo exponen con hechos y sarcasmo y su gobierno quiso disfrazar la ley como una medida de protección digital, pero lo que busca es intimidar y censurar y lo que no logró con argumentos ni trabajo, ahora lo quiere imponer con miedo.

Y como si no fuera suficiente, se escuda diciendo que Puebla está entre los primeros lugares en ciberdelitos, pero jamás presenta cifras reales ni estrategias serias, lo único concreto es que ya está usando a la Fiscalía General del Estado (FGE) para ir contra medios, periodistas y ciudadanos incómodos y eso no es combatir el delito, es usar al Estado para defenderse del escrutinio público.

Un gobernador fuerte no necesita leyes mordaza, aguanta la crítica, responde con resultados y trabaja por la población, no por su ego, pero Armenta está demostrando justo lo contrario: que le importa más su imagen que los problemas reales de Puebla, que prefiere callar a los que lo cuestionan antes que corregir sus errores y así convierte lo que prometía ser un gobierno democrático en uno autoritario.

La Ley de Ciberasedio es un atentado directo a la libertad de expresión, no solo es un retroceso legal, es una señal de que hay un gobierno que teme al pueblo informado, en todo el país ya es noticia y consideran que hoy es Puebla, pero mañana podría ser cualquier otro estado, sobre todo de la 4T, y todo por un gobernador que no soporta un meme ¡Ver para creer!