El rechazo social contra el edil Saúl Márquez es marcado, ya que ante esta crisis ha optado por darle preferencia a los grupos más altos de la sociedad, es decir a los ricos y acomodados dejando al último a los más desprotegidos, ya que en lugar de atender a las familias que llevan días sin agua, prefirió contratar pipas para quedar bien con los maestros, apostando a mantener el apoyo del sector que lo respaldó en campaña. La discriminación es real en Teteles, ya que los más necesitados quedan olvidados, y así, el descontento va creciendo entre quienes ven en la actitud del edil a un gobierno insensible y sin compromiso.

Su llegada al poder estuvo marcada por el apoyo de profesionistas, maestros y la llamada alta sociedad, que representan cerca del 40 por ciento de la población, pero esa misma estrategia electoral hoy se le revierte, ya que buscó patrocinadores, recurrió a financiamiento en tiempos de desastre y se terminó enfrentado con sus propios aliados políticos del tricolor del vecino Atempan, a quienes traicionó sin reparo alguno, además de que ni siquiera las deudas de campaña ha sabido cumplir, justificándose ante quienes lo respaldaron económicamente.

El problema del agua exhibe también su negligencia, ya que si bien lo reconoció en un comunicado el fallo en las bombas de agua de La Soledad no es una novedad y a sabiendas de ello prefirió ahorrarse el sueldo de un técnico que supiera manejar la bomba en condiciones de mal clima y terminó pagando más caro el error. Esa decisión irresponsable reflejó la forma en que conduce el gobierno sin planeación, sin preparación y con ocurrencias que agravan las carencias de la población.

Hoy el saldo es claro, un presidente municipal mustio, berrinchudo, arrogante ante la crítica y sin credibilidad entre sus propios seguidores y la indiferencia con que se maneja confirma que le quedó grande la responsabilidad, ya que Teteles de Ávila Castillo tiene un gobierno que prefiere atender intereses selectivos y personales, mientras las comunidades siguen sin agua, sin obra pública y sin un proyecto real que responda a las necesidades de la mayoría. ¡Hasta la próxima!